jueves, 21 de febrero de 2013


Educación pública, garantía de igualdad. Ejes de una política progresista.


El modelo educativo español recibe desde los años 70 un impulso modernizador significativo en todos los niveles, aun así sigue habiendo problemas graves (casi un cuarto de los niños abandonan la educación antes de terminar la ESO, los conocimientos de los alumnos quedan muy por debajo de lo razonable en los informes PISA, la formación profesional sigue sin resultar atractiva a muchos estudiantes y hay que conectarla mejor con las demandas de la sociedad y el mundo laboral, al igual que ninguna universidad española aparece en puestos medianamente dignos en los indices internacionales de excelencia).
Según John Dewey (2004) son muchos los autores que defienden la necesidad del estado de influir en la educación de la sociedad, como por ejemplo los filósofos sucesores de Kant, Hegel y Fichte, que elaboraron la idea de que la función principal del estado es educativa y que el individuo particular es necesariamente un ser egoísta, irracional esclavo de sus apetitos y circunstancias a menos que se someta a la disciplina educativa de las instituciones y leyes del Estado. Francesc Carbonell (2005) dice que el derecho a la educación no se ha reconocido y aplicado de manera efectiva hasta el momento en el que cada Estado ha promulgado leyes que determinen la obligatoriedad de la enseñanza y se disponen los medios necesarios para que se cumplan. 
Para estos problemas existe una solución, que vendría a resumirse en una política progresista en materia de educación  'Una política progresista que de verdad lo sea debe poner su acento en la educación publica, es la mejor garantía para que exista una verdadera igualdad de oportunidades. 'Una política progresista tiene que prestar especial atención y poner los medios necesarios para que los colegios de los distritos urbanos menos favorecidos y de los pequeños pueblos españoles ofrezcan niveles de calidad equiparables a los de los colegios e institutos de los mejores barrios de las grandes ciudades, cuyo nivel también hay que mejorar'. 'No hay una inversión mas productiva, a medio plazo, que la que se lleva a cabo en educación. Una política progresista tiene que apostar por la educación publica, sin prejuicio de mantener  aunque posiblemente revisándolo  el sistema de conciertos, que debería someterse a evaluaciones de calidad y recibir ayudas publicas en función de estas evaluaciones'.

Información obtenida del artículo publicado en el diario 'El imparcial' el día 19-02-2013. Escrito por Javier Zamora Bonilla, profesor del Departamento de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos de la Universidad Complutense de Madrid. Es director del Centro de Estudios Orteguianos de la Fundación Ortega-Marañón, doctor en Derecho y licenciado en Ciencias Políticas y Sociología  El artículo se puede encontrar en el siguiente link: Enlace al artículo de Javier Zamora

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